Siempre he admirado a aquellas personas que saben manejar los tiempos y ritmos en circunstancias determinadas. Son personas que actúan o no actúan, dicen o callan, pero siempre -por acción u omisión- saben cuando hay que hacer lo "correcto", en un sentido amplio del término.
Quizá exagere o vaya condicionado y vea lo que quiero ver, pero siempre encuentro en todas las personas que creo que son excepcionales en algo, un denominador común: un manejo magistral de los tiempos en las situaciones que dominan.
Son, por ejemplo, aquellos comerciales que saben cuando llamar o dejar pasar un tiempo, cuando contestar y en qué dosis, cuando descubrir todas las cartas, cuando abandonar, ...
O esos consultores que saben tocar la tecla en el momento oportuno para enervar un proyecto cuando toca, no antes porque lo quemas, ni después cuando ya es tarde.
O las madres o padres que saben decir a sus hijos lo justo en el momento adecuado para calmarles, consolarles, reñirles, ...
O ese escritor, que logra "estirar horas hasta que parezcan eternas y dejar décadas enteras de una vida sin contar"... ¿verdad
Francesca?
Es envidiable, de verdad.
PD. Ya había dado por escrito el
post, a punto de darle al publicar, cuando por alguna razón me he pasado antes a dar una vuelta por mi
Reader y mira tú que me encuentro el
post de Francesca, justo a tiempo para poner el párrafo final de forma brillante.