Así como los pintores se manchan de pintura en su trabajo, los consultores tenemos que discutir y negociar con los clientes en el nuestro - forma parte de la profesión, simplemente...
Pues estaba yo el otro día en esos lances del oficio cuando el tono de la conversación se tornó agrio. El cliente me estaba leyendo palabra a palabra la propuesta que se le hizo en su día y que ahora al final del proyecto, en el momento de negociar la continuación del mismo o recurrencia, la estaba utilizando como arma arrojadiza en su negociación... que si aquí pone ésto y luego me hicisteis esto otro, que dijisteis que 2 meses y han sido 3... nada extraño para los que nos dedicamos a esta profesión.
Lo que si me sorprendió es que cuando ya el nivel de crispación había sido reconducido - lo dicho, al final son tácticas de negociación - el cliente me soltó algo así como, debes odiarme, ¿no? - mi respuesta rápida, que prometo que fue espontánea (debe ser que es algo que está muy interiorizado) fue: no, no te odio porque para odiarte deberías hacerme algo a mí personalmente y entiendo que ahora estamos en un entorno profesional, y yo siempre separa lo profesional de lo personal (que más quisiera yo pero quedó bien)... si no estableciera esa separación (seguí) me hubiera vuelto o loco o un amargado o ambas cosas ... así que no, no te odio. Es la manera de poder ser feliz o al menos tener la oportunidad para ello.
Al cabo de unas horas después de la conversación, ya solo y más calmado (fue una reunión con comida uno-contra-uno que me dejó exhausto y más siendo viernes, que cuando llega el final de la semana las fuerzas empiezan a escasear), me vinieron a la cabeza esas palabras y toda su trascendencia - lo dije sin pensar en ese momento pero ciertamente refleja una forma (la única viable quizá) de sobrellevar esta profesión tan desagradecida a veces.
2 comentarios:
Bueno, espero que pagara él la comida... por lo menos ja ja.
De todo hay, los clientes tampoco escapan a las leyes de la estupidez humana. Pero una vez en harina, qué vas a hacer, colócate la coraza y tira millas. Sin embargo, creo que en todos los trabajos encontrarás este tipo de miserias.
Venga, que tampoco lo pasamos tan mal, ¿no?
Pues ni eso Julen, la comida fue pagada a riguroso escote (eran una comida rápida y no se prestaba a invitaciones) y ahora que lo dices es cierto que en general lo pasamos más bien que mal
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