Hoy me han recordado una anécdota que había olvidado y que estoy casi seguro que va a inspirar comentarios (me temo que en un único sentido).
Resulta que hace unos años, la gran empresa consultora donde trabajaba antes organizó un seminario para todos los empleados de una de sus divisiones (fue multitudinario) en una escuela de negocios muy prestigiosa.
Después de una presentación/disertación por parte de uno de los profesores de la mencionada escuela (*), cerró la sesión el responsable de la oficina local de la gran consultora (nota: esta persona, además de ser responsable local, tenía una posición importante en la estructura internacional de la compañía). Para acabar, este importante personaje, dijo lo típico "¿alguien tiene alguna pregunta?" - a lo que se levantó uno que acababa de entrar y le espetó: "Sí, perdona que no lo sepa pero, ¿cómo te llamas? ...". Se hizo un silencio incómodo en la macrosala, que el personaje, demostrando muchas tablas - ¡por eso es socio!, llenó con un chiste (no me acuerdo del chiste).
Creo que quedó patente la altura de la pirámide organizativa, ¿no?
(*) Donde en nuestra propia cara, con un par, nos dijo que el éxito de nuestro modelo de negocio consistía en industrializar la realización de proyectos a base de "clonar" a las personas y apoyarse en una metodología muy estricta.
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3 comentarios:
¿Y el que hizo la pregunta siguió mucho tiempo en la empresa?.
Pues yo no conocía esta anécdota, pero es que hay cada caso por ahí... (en fin, creo que yo ya por entonces debía ser ex).
A mí me pasó algo similar hace poco tiempo. Todos los años organiza mi empresa una jornada lúdico-festiva en el campo para pasar el día todos los empleados con nuestras familias (suele ser cerca de Cáceres).
Cuando llega la hora de la comida hay un catering. Entre olivos ponen unos mostradores y nos acercamos formando unas filas y con un riguroso orden de llegada recogemos la comida. Yo estaba guardando la fila, y delante de mí estaba un subdirector general. Imagino que haciendo un intento de confraternizar, hizo un par de chistes (poco agraciados, eso sí), a dos jovencitas que tenía detrás de mí (como a mí me conocía supongo que no se sentía con obligación de ganarse mi simpatía).
El caso es que estas dos chicas, ni cortas ni perezosas, reflejando la inocencia clara de empleadas recién incorporadas al puesto de trabajo, le respondieron con un airado:
- ¿Y tú de qué vas?
A todo esto yo no sabía dónde meterme. Intenté arreglarlo con un: "...., tú serás un genio de las finanzas, pero el humor no es lo tuyo".
Cuando se retiró de la fila, oí que decían entre ellas: "Este debe ser un jefecillo de los que se cree que son alguien".
Telémaco - no lo se lo que le pasó. De todas formas no creo que le pasase nada.
Carmen - eso si que es un planchazo, menos mal que fue con una audiencia pequeña
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