Soy incoherente y contradictorio.
El otro día tuve una charla con una persona que estaba en aprietos profesionales. Más de cuarenta, mujer y casi toda su vida trabajando para la misma empresa... hasta que la botaron. Llegamos a conocernos porque una amiga común me pidió el favor de que nos viéramos para intercambiar impresiones (versión oficial) pero en realidad para orientarla (versión real pero oculta para no herir sensibilidades).
Fue una charla muy agradable y lo cierto es que no estaba tan perdida como nuestra amiga común se temía. Tratamos muchos temas: cómo han cambiado en estos últimos años las relaciones laborales, el mercado de las TIC, los perfiles buscados, ese concepto que me gusta tanto de empleabilidad, la importancia del networking, ... hasta me permití entrar en temas más modernos como utilizar el entorno web 2.0 para hacerse visible: tener un blog, participar en redes sociales, ...
Por supuesto que no le dije que tenía un blog. Así de incoherente y contradictorio que soy, preso de mi anonimato. Anonimato que me da, paradójicamente, la libertad de escribir de lo que me plazca y como me plazca.
El otro día tuve una charla con una persona que estaba en aprietos profesionales. Más de cuarenta, mujer y casi toda su vida trabajando para la misma empresa... hasta que la botaron. Llegamos a conocernos porque una amiga común me pidió el favor de que nos viéramos para intercambiar impresiones (versión oficial) pero en realidad para orientarla (versión real pero oculta para no herir sensibilidades).
Fue una charla muy agradable y lo cierto es que no estaba tan perdida como nuestra amiga común se temía. Tratamos muchos temas: cómo han cambiado en estos últimos años las relaciones laborales, el mercado de las TIC, los perfiles buscados, ese concepto que me gusta tanto de empleabilidad, la importancia del networking, ... hasta me permití entrar en temas más modernos como utilizar el entorno web 2.0 para hacerse visible: tener un blog, participar en redes sociales, ...
Por supuesto que no le dije que tenía un blog. Así de incoherente y contradictorio que soy, preso de mi anonimato. Anonimato que me da, paradójicamente, la libertad de escribir de lo que me plazca y como me plazca.
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