Los procedimientos internos de control de gastos en las empresas llevan, a veces, a justamente lo contrario de lo que quieren evitar. Como muestra, lo que me ha pasado recientemente:
Después de buscar proveedores de un determinado servicio IT y seleccionar conjuntamente con el cliente a uno de ellos, llegamos al momento de la firma del contrato, donde sale, como siempre al final, el tema de las condiciones de facturación y de pago.
En este caso, es un servicio que se factura a un precio determinado según el consumo efectuado hasta determinado umbral y a otro precio menor, una vez superado ese umbral (la razón es que hasta el umbral se supone que el proveedor debe amortizar una inversión que hace. Una vez amortizada ésta ya sólo factura el servicio propiamente)
Pues resulta que mi cliente quiere que se le facture al precio "caro" aunque se supere el umbral y que a final de año el proveedor le abone el posible (en este caso seguro) exceso de facturación. Financieramente es un despropósito como es obvio.
Y la razón es que a mi cliente le es más fácil, desde un punto de vista de los procedimientos internos, que los precios no cambien, aunque sea a menos, que justificar un abono a final de año.
Cosas que pasan...
Después de buscar proveedores de un determinado servicio IT y seleccionar conjuntamente con el cliente a uno de ellos, llegamos al momento de la firma del contrato, donde sale, como siempre al final, el tema de las condiciones de facturación y de pago.
En este caso, es un servicio que se factura a un precio determinado según el consumo efectuado hasta determinado umbral y a otro precio menor, una vez superado ese umbral (la razón es que hasta el umbral se supone que el proveedor debe amortizar una inversión que hace. Una vez amortizada ésta ya sólo factura el servicio propiamente)
Pues resulta que mi cliente quiere que se le facture al precio "caro" aunque se supere el umbral y que a final de año el proveedor le abone el posible (en este caso seguro) exceso de facturación. Financieramente es un despropósito como es obvio.
Y la razón es que a mi cliente le es más fácil, desde un punto de vista de los procedimientos internos, que los precios no cambien, aunque sea a menos, que justificar un abono a final de año.
Cosas que pasan...
1 comentario:
Impresionante.... aunque lo triste es que no por llamativo el despropósito, seguro que no nos sorprende a ninguno, ¿verdad?
Saludos,
Antonio.
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