Acaba de salir publicado el último libro de Nicholas Carr, the big switch. El título hace referencia a Internet como el futuro gran nodo conmutador de toda la información de las empresas.
Aviso que no lo he leído y lo que voy a escribir en este post se basa en diversas revisiones del libro que ya circulan por la red.
Por lo que dicen las citadas reseñas, Nic no aporta nada nuevo a lo que viene desarrollando en su blog en los últimos meses y que conceptualmente ya pergeñó en su archifamoso ensayo Does IT Matters?... a saber, que las tecnologías de la información van a acabar siendo como la electricidad y el agua para las empresas, que se paga por uso de un servicio externo y estandarizado, una commodity que se dice en inglés.
Se apoya para defender esa tesis en una bella, pero falaz a mi juicio, comparación: a principios del siglo XX todas las empresas tenían su propio generador eléctrico. A medida que las redes de distribución eléctrica se fueron extendiendo las empresas empezaron a contratar externamente la electricidad producida en grandes centrales.
Hoy, según el amigo Nic, está pasando algo similar: los sistemas de información se están estandarizando, las redes de distribución de la información se están extendiendo, SaaS como modelo de entrega de las aplicaciones de negocio se está imponiendo, y se están construyendo grandes centrales de procesos de datos (Google, Microsoft, Yahoo, ...), total que al final resultará en que las empresas se enchufarán a la red para consumir y gestionar su información.
Muy bella la comparación pero simplista. Con la electricidad es infinitamente más fácil ya que los parámetros a estandarizar son muy pocos, frecuencia de la alterna, voltaje y potencia máxima. En un ERP, por poner un caso típico, es algo más complicado: hay cientos sino miles de parámetros, las variantes de los procesos soportados por los sistemas de información son virtualmente infinitas, el consumidor no es una máquina sino personas-usuarios, ...
Añadamos los cientos de procesos que hay en las compañías, con todas sus peculiaridades y se ve que no es tan sencillo. Y no estamos hablando de caprichos de las empresas para ser diferentes - forma parte de las reglas del juego de los negocios.
Cualitativamente son situaciones distintas: es por eso que creo que la comparación no se sostiene y soy bastante escéptico al respecto.
Aviso que no lo he leído y lo que voy a escribir en este post se basa en diversas revisiones del libro que ya circulan por la red.
Por lo que dicen las citadas reseñas, Nic no aporta nada nuevo a lo que viene desarrollando en su blog en los últimos meses y que conceptualmente ya pergeñó en su archifamoso ensayo Does IT Matters?... a saber, que las tecnologías de la información van a acabar siendo como la electricidad y el agua para las empresas, que se paga por uso de un servicio externo y estandarizado, una commodity que se dice en inglés.
Se apoya para defender esa tesis en una bella, pero falaz a mi juicio, comparación: a principios del siglo XX todas las empresas tenían su propio generador eléctrico. A medida que las redes de distribución eléctrica se fueron extendiendo las empresas empezaron a contratar externamente la electricidad producida en grandes centrales.
Hoy, según el amigo Nic, está pasando algo similar: los sistemas de información se están estandarizando, las redes de distribución de la información se están extendiendo, SaaS como modelo de entrega de las aplicaciones de negocio se está imponiendo, y se están construyendo grandes centrales de procesos de datos (Google, Microsoft, Yahoo, ...), total que al final resultará en que las empresas se enchufarán a la red para consumir y gestionar su información.
Muy bella la comparación pero simplista. Con la electricidad es infinitamente más fácil ya que los parámetros a estandarizar son muy pocos, frecuencia de la alterna, voltaje y potencia máxima. En un ERP, por poner un caso típico, es algo más complicado: hay cientos sino miles de parámetros, las variantes de los procesos soportados por los sistemas de información son virtualmente infinitas, el consumidor no es una máquina sino personas-usuarios, ...
Añadamos los cientos de procesos que hay en las compañías, con todas sus peculiaridades y se ve que no es tan sencillo. Y no estamos hablando de caprichos de las empresas para ser diferentes - forma parte de las reglas del juego de los negocios.
Cualitativamente son situaciones distintas: es por eso que creo que la comparación no se sostiene y soy bastante escéptico al respecto.
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